domingo, 29 de noviembre de 2015

SON LAS FOTOGRAFÍAS DE MIS VIAJES. Monasterio de Khor Virap. Armenia

Hablar del Monasterio de Khor Virap es hacerlo de uno de los principales signos de Armenia, ya que este monasterio tiene una importancia capital en su historia y su religión. Además, probablemente es el lugar más cercano al Monte Ararat, otro de los símbolos sagrados para los armenios, monte que contemplan desde su patria, pero que se encuentra en territorio turco, en la denominada Armenia Histórica.
El precioso monasterio se divisa desde lo lejos con la planicie plagada de viñas que lo rodea. Es un espectáculo para la vista. Tuvimos la suerte de visitarlo en un día claro que permitía ver, en todo su esplendor, el Ararat con su cumbre nevada. Se trata de un recinto amurallado, que encierra un par de iglesias, las celdas para los monjes y un patio central, construido íntegramente en toba volcánica, el material con el que se realizaban todos los monasterios del país.
La iglesia más importante por su tamaño es la de San Astvarsatsin, uno de los santos principales de Armenia. Es una iglesia al más puro estilo armenio, construida en el siglo XVII. Pero si esta iglesia es importante, no lo es menos la que se encuentra a la derecha de la fotografía. Una pequeña capilla rectangular que es el lugar de peregrinaje más relevante del país por haber estado preso San Gregorio el Iluminador, en un pozo, durante trece años como castigo por predicar el cristianismo en el siglo IV.
Cuenta la leyenda que por aquel entonces el rey Tiríades III enloqueció después de asesinar a varias monjas que venían de Capadocia, huyendo de las persecuciones de Diocleciano, entre las que se encontraban dos de las santas más veneradas por la iglesia armenia: Santa Gayené y Santa Hripsimeh. La hermana del Rey tuvo una visión en la que se le manifestó que sólo Gregorio, que estaba preso en el pozo desde hacía 13 años, podía curar al rey. Así fue, San Gregorio curó al rey, y en agradecimiento éste lo liberó y declaró el Cristianismo religión oficial. De esta forma Armenia se constituyó en el primer país del mundo en abrazar la fe del Cristianismo en el siglo IV.