martes, 20 de octubre de 2015

SON LAS FOTOGRAFÍAS DE MIS VIAJES. Vayots Dzor. Armenia

Armenia es un país montañoso. Atravesado por la cadena del Cáucaso, más de la mitad de su superficie está por encima de los 2.000 metros de altitud y sólo una pequeña parte, casi insignificante, desciende más allá de los 650 metros. Con esta marcada geografía, no es de extrañar que cualquier desplazamiento por carretera sea una pequeña aventura. 
La red de carreteras no ha alcanzado todavía el nivel deseable y es un asunto de difícil solución, puesto que el clima es extremo, con oscilaciones muy marcadas entre el verano y el invierno y está situada en una zona de terremotos devastadores.
Pero si actualmente, con los medios de transporte con los que contamos, nos parece una gesta recorrer sus caminos, imagináos lo que debía suponer para las caravanas que cruzaban el país siguiendo la Ruta de la Seda. Habiendo visto el paisaje y esas montañas os prometo que parece imposible. 
Pensando en los cansados viajeros y en sus animales, el príncipe Chesar Orbeliano construyó en el siglo XIV un caravanserai en el Paso de Selim, como posada para darles cobijo en las frías noches de viaje. Situado a más de 2.400 metros de altitud se trata de un edificio formado por una nave en bóveda, que separa su espacio central de los dos pequeños laterales mediante una balaustrada. Estos espacios se dedicaban a la pernoctación de los animales que con su calor corporal calentaban la estancia. Una claraboya central dejaba pasar la luz del día para iluminar el interior. 
Justo a la entrada, antes de acceder a la sala principal, se encuentran los vestigios de una antigua capilla de oración. Recordad que Armenia fue el primer país del mundo en adoptar la religión cristiana como oficial en el siglo IV. 
El dintel está ornamentado con animales mitológicos y se puede leer una inscripción en armenio que da fe de la fecha de construcción y del nombre del príncipe constructor. Al final de la cita se relata que este caravansai fue erigido con fondos propios del príncipe para la salvación de su alma y de la de sus familiares y hermanos cristianos, y se ruega a los transeúntes que eleven una pregaria a Cristo, cuando se hallen alojados.
El paisaje alrededor es de una magnificencia abrumadora. Todo cuanto ves es montaña, una detrás de otra, contínua, sin un solo claro o valle. El valle está tan profundo que ni se ve. Y al lado del caravanserai, un manantial de aguas frías y cristalinas para deleite y disfrute de los viajeros. Agua pura.