lunes, 27 de julio de 2015

SON LAS FOTOGRAFIAS DE MIS VIAJES. Colmar. Francia

Ya estoy de vuelta de mis mini-vacaciones. Espero que no hayais pasado mucho calor... yo me he asado viva.
Baste como ejemplo del calor que hacía la fotografía que hoy comparto con vosotros. Se trata de una fuente de las que se utilizan para refrescarse, situada en el parque de la ciudad de Colmar, una maravillosa localidad Alsaciana que tiene uno de los cascos antiguos más bonitos que he visto en mi vida. Los niños se lo pasaron de lo lindo y algunos turistas también, para qué negarlo.
Hemos podido ver como en la plaza de la Catedral de Estrasburgo niños y no tan niños se adentraban en otro laberinto acuático similar para salir por el otro extremo con un remojón que les permitiera soportar los grados de temperatura ambiente.
En los bancos de alrededor los padres aguardaban con las toallas preparadas, la ropa seca y los zapatos de rigor para cuando los niños decidieran que ya era suficiente agua la que habían probado. Mucho me temo que, por sus caras de felicidad, algún padre tuvo que utilizar más de una vez la voz en grito para arrancarles de los chorros. 
Y es que no me extraña en absoluto que, ante semejantes temperaturas, los que pueden desprenderse de la vergüenza se mojen hasta las trancas, porque en ninguna de las ciudades que hemos visitado hemos podido encontrar un lugar con aire acondicionado. ¿Sabrán que existe?.

jueves, 16 de julio de 2015

SON LAS FOTOGRAFIAS DE MIS VIAJES. Praga. República Checa

Nuestro primer viaje fuera de España fue a Praga y Budapest. Nunca antes habíamos salido de nuestras fronteras, cuando todavía las había, y nos parecía toda una aventura. Ahora, visto con la perspectiva de miles de kilómetros a nuestras espaldas, ese viaje es como una joya que una guarda en una caja musical y que de vez en cuando saca, observa y acaricia al son de la música.
Praga es una de las capitales más bonitas de Europa. Destino turístico de primer orden en la actualidad, cuenta con un patrimonio artístico maravilloso. El Castillo, con su callejón del Oro, el Puente de Carlos, el barrio judío, las cervecerías, los teatros de títeres, Mala Strana, la Torre de la Pólvora y, como no, el reloj astronómico en el centro de la Ciudad Vieja.
El reloj, situado en la pared trasera del Ayuntamiento de la ciudad, es una de las atracciones turísticas más visitadas, sobre todo a las horas en que su mecanismo se pone en funcionamiento y ofrece un espectáculo digno de la fama que le precede.
Se trata de un reloj astronómico con tres componentes principales. Una de ellas es el denominado cuadrante astronómico que representa las posiciones de los planetas y las estrellas, además de dar la hora. Debajo de este cuadrante astronómico está el calendario circular, en el que doce medallones dorados representan los meses del año. Y para terminar la parte del reloj que más llama la atención y la que congrega miles de turistas para ser contemplada: el Paseo de los Apóstoles, flanqueado a los lados por cuatro figuras alegóricas: la vanidad, representada por un hombre con un espejo; la avaricia, un judío con su bolsa; la muerte, un esqueleto matando el tiempo y la lujuria, un turco tocando la mandolina. 
Por las ventanitas, cada hora desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche, aparecen los apóstoles, cada uno con su rasgo distintivo y al final de ellos, un gallo que lanza al aire su kikirikí y bate sus alas. 
Un maravilloso espectáculo que bien merece una visita. 

jueves, 9 de julio de 2015

SON LAS FOTOGRAFIAS DE MIS VIAJES. Palenque. México.

Otro de los viajes que tenía en mi lista de imprescindibles era México. No sé si os he explicado que tengo una verdadera pasión por la Arqueología. Me encanta visitar sitios arqueológicos para conocer quienes somos y de dónde venimos, para saber hacia dónde vamos.
Imagino lo que debían sentir los arqueólogos que, tras duros días de trabajo (os puedo asegurar que trabajar en una excavación es de todo menos descansado), descubrían maravillas como la que hoy os muestro en la fotografía.
Los que habéis participado en alguna campaña arqueológica sabéis las exclamaciones y el bullicio que se forma cada vez que alguno de los miembros del equipo encuentra un resto arqueológico importante. Así que, imagináos lo que tiene que ser encontrar la capital del imperio Maya de la región de Palenque.
Palenque es una ciudad completa que fue, literalmente, engullida por la selva. El área que se ha rescatado es de apenas un 2% de la superficie total de la ciudad. El sitio arqueológico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Las construcciones que véis en la fotografía corresponden a templos, residencias y observatorios, todos ellos de gran belleza y con el distintivo de estar plagados de esculturas en bajorelieves, genuinos de este yacimiento.
La parte no excavada de Palenque nos da idea de cómo era el panorama que se encontraron los primeros equipos de arqueólogos que querían recuperar esa ciudad. En realidad, los templos cubiertos de maleza se confunden con colinas en los que la vegetación, árboles inmensos incluídos, ha crecido y proliferado de forma que, de no conocer que ocultan las mencionadas estructuras, podrían pasar totalmente inadvertidos para el ojeador.
Los avances tecnológicos actuales, satélites y sondas, han permitido identificar de forma más exacta qué se esconde debajo de cada montículo. Excavar Palenque no va a ser un objetivo fácil ni low cost. Todo lo contrario. Además hay que tener en cuenta que la selva avanza inexorable y el hombre debe luchar contínuamente contra esa progresión, si no quiere ver de nuevo Palenque engullida por la vegetación.

martes, 7 de julio de 2015

SON LAS FOTOGRAFÍAS DE MIS VIAJES. Mae Hong Son. Thailandia

Los que seguís mis posts recordaréis la aventura que supuso llegar al poblado de las denominadas Mujeres Jirafa, en la jungla de Thailandia.
Os comenté que para llegar hasta el poblado tuvimos que cambiar de medio de transporte en cuatro ocasiones. Primero, vehículo todoterreno por caminos montañosos con muy poco de carretera, en segundo lugar el lomo de un elefante, después un buen trecho a pie, y por último una canoa con motor portátil a hélice.
De todos los trechos recuerdo con especial cariño los recorridos en elefante y canoa. 
Os contaré la aventura del trecho en elefante. Para subirnos al paquidermo tuvimos que ascender por una escalera de mano hasta llegar a una especie de plataforma con techito de paja, en la que nos esperaba un manojo de plátanos para poder seducir al animal y ofrecerle recompensas durante el camino. A ambos lados del lomo una silla de madera. Me tocó la de la izquierda.
El primer obstáculo que tuvimos que sortear fue un río. Evidentemente, el animal ni se lo pensó. Entró en el agua como una exhalación. A ella, la elefanta, no le importó que el agua le llegase a la altura de sus orejas, pero nosotros teníamos el agua hasta las rodillas. Atravesó el río hasta la otra orilla y empezó la ascensión por una colina hasta llegar al pequeño sendero que iba bordeando el río, eso sí, a una altura considerable que hacía que la silla de la izquierda, es decir la mía, estuviera todo el rato flotando sobre el precipicio. El camino era tan estrecho, inclinado y resbaladizo (estábamos en un bosque húmedo de teca en mitad de la jungla) que la elefanta tenía que tantear con su trompa el lugar en el que colocar el pie antes de asegurar el próximo paso. Cómo véis toda una aventura que duró aproximadamente dos horas, hasta que llegamos al embarcadero de la canoa. Pero ese es otro capítulo.
La fotografía que hoy comparto es de la cría de la elefanta, que nos acompañó durante el viaje. La tomé mientras estábamos a lomos de su madre, con el agua hasta las rodillas cruzando el rio Kwai, famoso por la novela y la película que narra la construcción del ferrocarril de Birmania. 

domingo, 5 de julio de 2015

SON LAS FOTOGRAFÍAS DE MIS VIAJES. UN CAFÉ PARA RECORDAR. El viento de mis velas. José J. Picos Freire.

José Juan Picos Freire, autor del libro "El viento de mis velas", ha tenido la gentileza de invitarme para escribir un post relacionado con el mundo del café, en su blog.
Tengo la obligación de presentarme para dejar constancia de que no soy escritora, aunque me gusta mucho escribir, así que sed benevolentes en la lectura, aunque no en la crítica.
Mi relación con Picos Freire ha sido a través de google+ dónde compartimos entradas y comentarios de nuestros respectivos blogs. El mío es una invitación a viajar, el suyo a pensar. 
Comparto con José Juan la pasión por el café y estoy literalmente enamorada de las entradas que publica en este blog, por este motivo, no he podido negarme a aceptar su invitación. Este es mi humilde relato.

UN CAFÉ PARA RECORDAR 

La vida me debe alguna explicación. No sé cómo llegué hasta aquí y no comprendo nada de lo que ocurrió. Todo parecía andar sobre ruedas y tenía la certeza de pisar terreno firme, pero en un instante todo cambió.

Únicamente retengo en mi mente, y de forma vaga, la mañana en la que perdí cualquier atisbo de referencia sobre mi vida anterior. Sé que estaba en París, llegaba tarde, parece que no es nada extraño en mí, y tenía la sensación de que el taxi no acudiría a tiempo. Seguro que sería imposible asistir a la cita a la hora prevista, aunque ahora soy incapaz de recordar dónde era. No sé porqué, pero estoy segura de que la ropa que había elegido para la ocasión no era la más adecuada. Seguro que los zapatos que me había regalado Marcus hubieran quedado mejor, pero nuestra ruptura fue tan traumática que apuesto que no los había elegido, aunque en realidad, soy consciente ahora, de que son los mejores de mi armario.

Recuerdo ver llegar el taxi y a mi mano agitarse de forma violenta para llamar su atención. Buenos días escuetos y la dirección. Ahora soy incapaz de recordarla. En la radio del taxi sonaba música de los ochenta y mi deseo era, a la vez, que el viaje fuera corto y largo. Tenía prisa y no quería tenerla. La música me transportaba a mis años de juventud y podía cantar cualquiera de las canciones que, una tras otra, iban saliendo por el altavoz, lo que me hacía muy feliz. Con cierto pudor bajaba la voz cada vez que llegábamos a algún semáforo y nos deteníamos, aunque el taxista, un hindú con turbante sij, me miraba por el retrovisor y sonreía. Al final, el taxi se detuvo, saqué la cartera de mi bolso recién estrenado, pagué la carrera y bajé del coche frente a un edificio que ahora no puedo recordar.

Ese es mi último recuerdo, a partir de ahí todo se oscurece y no soy capaz de enhebrar ningún otro pensamiento coherente. La realidad se vuelve difusa, apenas como un reflejo o, más bien, un espectro sin objetividad.

Ahora estoy sentada en un banco del jardín de la que dicen es mi casa, tomando un aromático Blue Mountain, intentando recomponer mi vida y buscando el punto de apoyo que me haga recordar quién soy y cuál ha sido mi preexistencia. Necesito encontrar las huellas de mi pasado, hallarme en el tiempo y resucitarme a mí misma. Cada sorbo de café me devuelve la reseña de sensaciones ya vividas y no puedo separar mis labios de la taza de la Royal Copenhagen que contiene el extraordinario brebaje, ni mi nariz de su aroma, mientras escucho canciones de los ochenta, intentando que acudan a mi mente las historias, personajes y sucesos que han configurado mi vida. 
Elisenda Segura 


Vajilla y juego de café de la Familia Romanov, Zares de Rusia. Palacio de Verano. San Petersburgo. Rusia.

SON LAS FOTOGRAFÍAS DE MIS VIAJES. Abu Simbel. Egipto.

Cuando visité Egipto uno de los lugares que más ansiaba conocer era el templo de Abu Simbel. Llegar a él no es fácil puesto que no se puede hacer sin tomar un avión desde Asuán, para sortear el Lago Nasser que cierra su famosísima presa, o recorrer sus orillas a lo largo de 300 interminables kilómetros por la región de Nubia.
El templo se construyó durante el reinado de Ramsés II en el siglo XIII aJC, como homenaje al faraón y su esposa Nefertari, para conmemorar la victoria sobre los belicosos pueblos nubios a los que sometieron. No se trata de un templo construido sino excavado en una colina rocosa. 
En el año 1968 se desmontó piedra por piedra, tallándolas una a una, para rescatarlo de las aguas del Nilo que lo hubieran anegado por la construcción de la presa y el embalse que se formó al otro lado. Se trata de un lago artificial que tiene más de 500 kilómetros de longitud, al que arriban las aguas de las crecidas del Nilo, el río más largo de África, desde el Lago Victoria en Tanzania.
Tuvimos la suerte de visitarlo todo, el templo y su soporte. Cuando digo soporte me refiero a la estructura de hormigón que reproduce la colina del enclave original. Se trata de un cuarto de esfera hueca en la que diversas escaleras y pasarelas metálicas permiten ver la gradiosidad del espacio y todas las instalaciones que son necesarias para el buen funcionamiento del monumento (iluminación, climatización, canalizaciones de agua....). 
Si el templo impresiona en toda su magnitud, la obra de ingeniería que realizaron los técnicos en su momento no se queda atrás.
Pero lo que más impresiona es la precisión con la que hace 34 siglos se excavó el templo. Su orientación hace que cada 21 de octubre y 21 de febrero, los rayos solares penetren por la puerta principal hasta la sala más oculta (el santuario) e iluminen tres de las cuatro estatuas sedentes, excepto la del dios Ptah, relacionado con el inframundo, que siempre resta en la penumbra.
¿Quien da más?.

sábado, 4 de julio de 2015

SON LAS FOTOGRAFÍAS DE MIS VIAJES. Angkor Wat. Camboya

La imagen que hoy comparto con vosotros es tan famosa que parece que la fotografía no sea original. Eso es lo que pasa cuando haces fotografías desde el mismo punto en el que se han situado miles de otros fotógrafos. Pero no puedo resistirme a mostraros mi versión, porque la experiencia y el lugar merecen que le dedique un post.
Visitar los templos de Angkor es una experiencia maravillosa, inolvidable. Para todos los amantes de la arqueología, de la Historia del Arte y de las culturas lejanas, es lo que ahora los modernos llaman "must it", es decir, un imprescindible.
Angkor Wat es la construcción religiosa más grande del mundo. Formado por numerosos templos, construidos por el imperio Jemer entre los siglos XI y XIV, su capital, Angkor llegó a ser un emplazamiento con más de medio millón de habitantes, mientras que en el recinto amurallado de los templos, vivían aproximadamente unas veinte mil personas dedicadas a la veneración del dios Visnú.
Se trata de una construcción colosal que visitamos a primera hora de la tarde. Os aseguro que nunca, en ninguno de mis viajes, he pasado tanto calor como en esa visita. Soy poco amante de salir en las fotografías, pero en las de Angkor mi aspecto es tan patético que resulta difícil de explicar con palabras. El calor es húmedo, intenso, como una sauna. Si a eso le añades que la visita exige subir y bajar por escaleras empinadísimas y hacer recorridos por explanadas de losas de piedra sin ninguna sombra, la fórmula está servida.
Pero la fotografía muestra la imagen amable de Angkor, el Wat en toda su magnificencia, apenas entorpecida por una libélula que quiso apuntarse a la foto.

viernes, 3 de julio de 2015

SON LAS FOTOGRAFIAS DE MIS VIAJES. Macchu Picchu. Perú

En Macchu Picchu cada rincón, cada piedra, cada brizna de hierba encierra poesía. Es un himno al pasado destilado a través de la Historia en un alambique de misterio y paciencia.
Nada como un paseo en solitario por sus enrevesadas calles, empinadas escaleras, estrechos caminos y intrincados barrios, como para apreciar el maravilloso encanto de ese lugar cargado de misterio.