miércoles, 24 de junio de 2015

SON LAS FOTOGRAFIAS DE MIS VIAJES. Nikko. Japón.

Huir de Tokio cuando llevas unos días inmerso en la vorágine de la multitud y del ruido, las prisas y los metros abarrotados, es algo que agradece tu cuerpo y tu espíritu.
Nada mejor que realizar una excursión a Nikko, centro religioso y turístico muy visitado, tanto por extrajeros como por los propios nipones. 
Una serie de santuarios y recintos sagrados, que fue inscrita por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, junto con el conjunto termal de balnearios de los alrededores, configuran un paisaje único.
Los templos están construidos íntegramente en madera, pintados de vivos colores rojos, y plagados de bajorrelieves en los que aparecen mayoritariamente animales como la grulla y el mono, y representaciones vegetales de plantas y flores.
Personalmente a mí me encantaron las linternas en las que se colocaban las llamas para iluminar el recinto sagrado. Son las típicas que se han fotografiado hasta la saciedad para representar la sensibilidad del pueblo japonés. En ese entorno, además, están cubiertas de musgo y líquenes, que las hacen aún más maravillosas.